Punta Ballena: su riqueza florística y belleza paisajística como aspecto clave para su conservación

Según expertos, el desarrollo urbanístico pone en riesgo la existencia de más de 400 especies de plantas, dentro de las cuales un 17% son especies amenazadas, prioritarias para la conservación y endémicas.

La costa uruguaya se extiende a lo largo de 473 km sobre el Río de la Plata y 233 km sobre el océano Atlántico. Alberga una gran diversidad de ambientes y riqueza florística. Aquí se encuentra la tercera parte de todas las especies de flora del país, las cuales se desarrollan en ambientes como las puntas rocosas, playas, campos de dunas, lagunas, matorrales psamófilos y bosques.

Punta Ballena es una de estas puntas rocosas costeras, ubicada en el departamento de Maldonado. Es un sitio influenciado por el estuario del Río de la Plata y el océano Atlántico. Es la parte más al sur de Sierra Ballena, una zona de deformación de la corteza terrestre donde las rocas se deslizan de forma horizontal una sobre la otra, abarcando unos 300 km desde Punta Ballena hasta Cerro Largo. Cuenta con una variada evolución geológica y una particular composición de especies de flora adaptada a condiciones de estrés ambiental por la influencia del océano, los fuertes vientos, el oleaje, los altos niveles de salinidad y la exposición permanente al sol.

Este sitio es considerado como un “hotspot de biodiversidad”, con una alta diversidad florística. Sobre 20 hectáreas en estado natural, se registraron 427 especies de plantas vasculares (plantas que presentan raíz, tallo, hojas y flores), las cuales representan el 15% de especies de la flora uruguaya. Los principales ambientes que se encuentran son: pastizales halófilos (salinos), comunidades de abrigos rocosos húmedos (cuevas naturales), herbazales hidrófilos, herbazales mesófilos, herbazales rupícolas y parches de bosque autóctono.

Los expertos destacan que es un hábitat donde el 17% de la flora son especies amenazadas, prioritarias para la conservación y endémicas. Cuando hablamos de endemismos, nos referimos a especies que tienen un rango geográfico limitado. Estas especies son frágiles por sus pequeñas poblaciones, pero son la clave de sus ecosistemas y se convierten en un termómetro de la salud de la región. Por eso, es importante protegerlas de la amenaza de extinción.

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) Cypella osteniana se encuentra clasificada como “en peligro” y Oxypetalum marchesii, Parodia concinna, P. ottonis, P. scopa y Parodia sellowii como “vulnerables”. 33 grupos de plantas son de prioridad para la conservación en el país, y 64 son endémicos. De estos últimos, 48 son regionales, 13 con una distribución restringida en Uruguay y 2 son locales de Punta Ballena: el Senecio ostenii var. balaenicus y Parodia tabularis.

En la zona, lo natural coexiste con lo urbano. Sus características geomorfológicas permiten el desarrollo de una gran variedad de actividades turístico-recreativas tales como la pesca, parapente, rapel, senderismo, visitas a las cuevas, observación de aves y ballenas, entre otras. En este sitio se encuentra el museo y hotel Casapueblo, ícono arquitectónico construido por el pintor Carlos Paéz Vilaró, lo que lo ha posicionado como un punto turístico de importancia internacional.

En los últimos 70 años, el desarrollo turístico-urbanístico ha transformado la franja costera de forma acelerada, haciendo más vulnerable a la vegetación de estos ambientes. En específico, para el caso de Punta Ballena se registra una pérdida del 14% de sus especies, probablemente como consecuencia directa del desarrollo urbanístico. Esta zona necesita ser conservada y protegida, ya que el tipo de vegetación que se desarrolla aquí se encuentra en pocos lugares y de forma reducida. A menos que se tomen medidas urgentes para su protección, el continuo y fuerte avance urbanístico en la zona llevaría a la pérdida o disminución de este espacio natural, poniendo en grave peligro la existencia de todas estas especies.

Autora de ficha Paula García