Patrimonio Cultural: un legado a preservar

Abordando la intersecciòn entre la necesidad de una gestión coordinada y actualizada con políticas sociales y ambientales.

Ante impactos actuales y potenciales del cambio climático como el aumento de eventos climáticos extremos, el aumento del nivel del mar y cambios en las condiciones ambientales, incluir la dimensión cultural en las políticas y estrategias relacionadas con este fenómeno en Uruguay, resulta de destacada importancia. 

La gestión del patrimonio cultural es un factor clave en la forma que las personas interactúan con el medio ambiente y responden a este. Ayuda a comprender cómo se perciben y experimentan estos impactos en el territorio para diseñar estrategias más efectivas y equitativas con soluciones innovadoras y sostenibles basadas en conocimientos y prácticas ancestrales.

Los efectos del cambio climático  tienen impacto en la cultura y en los derechos culturales de las poblaciones, debido a sus efectos en el entorno natural y en las condiciones de vida de las personas. La alteración de los ecosistemas y los ciclos naturales, afecta directamente las prácticas culturales y la forma de relacionamiento con el entorno. 

 La gestión actual del patrimonio cultural del Uruguay permanece desactualizada y hay dificultades para articular y coordinar interinstitucionalmente esta actividad con la planificación ambiental y territorial, así como con otras políticas sociales. El Ministerio de Educación y Cultura que es la autoridad competente en nuestro país debería estar presente en los ámbitos de discusión y diseño de estas políticas.

Se plantea como ejemplo  la zona costera del Municipio de Piriápolis de Maldonado, donde la erosión costera permitió la emergencia de grandes áreas arqueológicas y paleo superficies, con restos culturales de grupos de cazadores recolectores del Holoceno.

Sumado a la presión inmobiliaria que amenaza la zona, con la venta de terrenos en julio de 2020. Brum  decidió alertar a las autoridades sobre el riesgo inminente y la necesidad de controlar el desarrollo inmobiliario para proteger los sitios arqueológicos.

Estas actividades conllevan a expropiación, meteorización y erosión, en sitios que datan desde hace 13.000 años, revela la autora que ésta es la única área arqueológica del Pleistoceno que queda en esta zona costera.

Preservar los sitios arqueológicos nos brinda la posibilidad de continuar indagando en el pasado. En especial porque resulta complicado hallar evidencias de asentamientos antiguos. 

La idea no es impedir la realización de proyectos en la zona y el progreso, sino reconocer la importancia de llevar a cabo estudios previos, ya que tal vez sea necesario corregir ciertos aspectos.

La interrelación entre un medio ambiente sano y la conservación de los recursos naturales y culturales son de relevancia para el Ordenamiento Territorial y necesita de un enfoque integral para abordar esta problemática en  futuros temas ambientales.  

                                                                                                                                                                                                                    Autora: Yohana Gonzalez