Primer inventario de bienes culturales de la Cuenca de la Laguna del Sauce

La elaboración de este instrumento de gestión patrimonial evidenció la escasez de información, la falta de medidas que prevengan los impactos asociados a actividades humanas, la falta de protección legal y la escasa valorización del patrimonio local.

La Laguna del Sauce, es el cuerpo de agua dulce más grande del departamento de Maldonado. Está compuesta por tres lagunas conectadas (del Sauce, de los Cisnes del Potrero), y su superficie abarca 43 km2. Es la principal fuente de abastecimiento de agua potable del departamento. Por sus características paisajísticas  y la fauna existente fue reconocida en el año 1989 como “Paisaje Protegido” mediante el Decreto Nacional N° 367/89 del Poder Ejecutivo. En el año 2010, se creó la Comisión de Cuenca de la Laguna del Sauce (ésta comprende un área de 707 km2). 

El Plan Local  de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible de la Cuenca de la Laguna del Sauce fue presentado en el año 2020 por la Intendencia de Maldonado en conjunto con el Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. El instrumento de planificación territorial tiene cómo principal objetivo generar acciones para la protección de la calidad ambiental del agua y fomentar el desarrollo sostenible dentro del área. 

En el marco de su elaboración, se realizó el relevamiento (inventario) de bienes culturales, el cual permitió llegar a un diagnóstico del estado actual de conservación y protección patrimonial en la cuenca. El conjunto de bienes culturales hace en este caso al patrimonio de la zona, entendido éste cómo recursos heredados del pasado por las sociedades, creados en el presente y transmitidos a generaciones futuras para su beneficio. En este sentido, el inventario es una línea base que se presenta como un insumo de utilidad gracias a sus aportes para la gestión del patrimonio, ya que otorga pautas de actuación y éstas son un instrumento clave para integrar la dimensión cultural a las políticas de planificación territorial ya existentes en el territorio.

Durante el mismo se registraron 45 bienes culturales en la cuenca y alrededores (A° Tarariras, Cerro del Burro, Punta Ballena), los que dan cuenta de la presencia de asentamientos humanos en distintos períodos históricos. Del total, sólo cinco se hallan bajo el amparo de la Ley de Monumentos Históricos (N°14.040): el área arqueológica Cerro del Burro, pintura rupestre del Cerro Pan de Azúcar, trazado urbano de Punta Ballena, proyecto original Solana del Mar y Arboretum Lussich. La otra figura de protección – a nivel departamental- es el de Bien de Interés Patrimonial que posee el Molino José Montanelli (Pan de Azúcar).

Según el tipo de patrimonio, 23 pertenecen a la época colonial (caminos, molinos, cercos), los primeros años de nación independiente y objetos asociados a la identidad de la ciudad de Pan de Azúcar. Mientras que, 6 son urbanos- arquitectónicos, 5 de origen prehispánico (instrumentos en piedra de poblaciones indígenas), 5 bienes paisajísticos, y un bien artístico (mural). 
El estudio sugiere incorporar como recomendaciones generales: profundizar la investigación sobre bienes culturales (percepción social de éstos, gestión), desarrollar programas de educación patrimonial y de turismo cultural sostenible, fortalecer la gobernanza para que la gestión de los bienes sea participativa, y desarrollar estudios de impacto cultural, en virtud de lo expresado en la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental (N° 16.466)

A partir del registro de bienes y de acuerdo a su ubicación geográfica, también se definieron Zonas de Gestión Patrimonial (Tabla 1.), definidas según la distribución de los bienes y sus características (estado de conservación, nivel de protección, amenazas).

Tabla 1. Elaboración propia a partir de la zonificación propuesta en el estudio (Caporale,M., Vallvé, E. 2021)

 Existen diversos desafíos para la gestión de estos bienes culturales a causa de la escasez de investigaciones arqueológicas sistemáticas. Esto dificulta la identificación, gestión y puesta en valor de dichos patrimonios. Por tanto, no debe desestimarse la presencia de más sitios arqueológicos en el territorio. Inventarios cómo este, sumados a datos de coleccionistas, estudios de impacto arqueológico y otras investigaciones sistemáticas, permiten acercarse a la distribución espacial de los indígenas que poblaron el entorno de la cuenca en el período prehispánico.

Imagen 1. Mapa con zonas de protección georreferenciadas (extraído del estudio).